Los puertos deportivos no llegan a llenarse en el inicio de la temporada alta



F. Guijarro / Diario de Mallorca

Los puertos deportivos de Mallorca ya no ponen el cartel de ´completo´ en pleno mes de junio. Su nivel de ocupación se sitúa en estos momentos en un 85% y sus ingresos mantienen una evolución a la baja debido a que las salidas que hacen las embarcaciones también se han visto recortadas, según coinciden en señalar los directores de algunas de las principales instalaciones de la isla. "Hubo unos años, cuando todo el campo era orégano, en que por estas fechas ya estábamos apretados y reivindicábamos la necesidad de ampliar los amarres existentes en la isla. Hoy ya no es necesario", reconoce el presidente de la asociación de instalaciones náuticas deportivas de Balears (Anade) y director de Marina Port de Mallorca, Patrick Reynés.

Tanto Reynés como el director de Alcudiamar, Bartomeu Bestard, coinciden en que en estos momentos es fácil encontrar amarres disponibles en la isla, al estar alrededor de un 15% vacíos, lejos ya del lleno total que podía darse en estas mismas fechas de 2007. Pero su homólogo en el puerto deportivo de Santa Ponça, Ricardo Ferrer, añade un factor aún más significativo: "En un puerto, el nivel de ocupación no es tan relevante como en un hotel. Nuestro problema es que muchos de los barcos que tenemos en los amarres apenas se mueven y los ingresos en muchos de nuestros locales se han visto notablemente reducidos". Este recorte se aproxima al 10% en algunos casos.

Locales vacíos

Y el resultado es que en pleno mes de junio, algunos de esos locales permanecen vacíos, tras tener que cerrar su anterior inquilino y no encontrar quién lo reemplace. Y ello a pesar de que, en el caso de Santa Ponça, las tasas que se aplican a sus socios llevan dos años congeladas, el mismo tiempo que los salarios de su plantilla.
Porque en otro punto en el que coinciden los tres directores de instalaciones náuticas es en que la crisis llego a su sector con retraso, pero que desde hace dos años lo está golpeando con toda su dureza. Y con el problema añadido de que este verano el precio del gasóleo es muy superior al de 2010.

El resultado es que los propietarios de las embarcaciones no solo han reducido el número de salidas que habitualmente realizaban por estas fechas, sino que además están optando incluso por aplazar revisiones y reparaciones pendientes, lo que recorta también la ocupación de la zona de varadero.

Las causas de esta situación son bien simples: "Si se controla el gasto en casa, también se controla durante las vacaciones", lamenta Patrick Reynés, que recuerda que la crisis está afectando, en mayor o menor medida, a la práctica totalidad de la población, lo que está haciendo que el capítulo del ocio sea uno de los más afectados a la hora vigilar los desembolsos.

También se explica el retraso con que la crisis llegó a los puertos deportivos en 2010: sus usuarios suelen ser personas de clase media-alta, que contaban inicialmente con más reservas económicas. Pero en muchos casos, también éstas han menguado de forma notable.